miércoles, 28 de diciembre de 2016
* Oración de Santa Gertrudis La Grande, para salvar 1000 almas del purgatorio
jueves, 10 de abril de 2014
* Oración al Espíritu Santo
¡Oh Espíritu Santo!, alma de mi alma, te adoro;
ilumíname, guíame, fortifícame, consuélame,
dime que debo hacer, ordéname.
Concédeme someterme a todo lo que quieras de mí,
y aceptar todo lo que permitas que me suceda.
Hazme solamente conocer y cumplir tu voluntad.
☀✝✧
jueves, 20 de marzo de 2014
Oración para curar el Cáncer o Cranc
Oración para curar el Cáncer o Cranc
Per a curar el Cranc (o Cáncer)
jueves, 25 de julio de 2013
miércoles, 25 de julio de 2012
* Oración a la Virgen del Carmen
martes, 24 de julio de 2012
* Oración a San Antonio de Padua
recuerdas lo olvidado,
y con poder milagroso,
socorres al afligido.
Ampárame sobre todo en el trance de la muerte, concédeme también el favor especial que te pido, para que todo contribuya a la mayor gloria de Dios, que fue siempre el noble deseo de todos sus actos.
Divino Niño Jesús
domingo, 13 de noviembre de 2011
miércoles, 2 de noviembre de 2011
* Oración al Señor del Veneno *
Oración al Señor del Veneno
Yo te ruego,
que así como le salvaste la vida a su Señoría ilustrísima
cuando por medio de tu sacratísimo cuerpo trataron de envenarlo
al ir a besar tus divinos pies,
así te lo suplico,
¡oh adorado Señor!,
que el ponzoñoso veneno del pecado
no penetre más en mi corazón,
haz que se purifique ejercitando todas las obras que sean de tu agrado.
Es lo que te pido en honor de tu admirable transfiguración,
con lo que manifiestas lo grande de tu infinito poder.
Amén.
* Oración al Señor del Veneno *
Oración al Señor del Veneno
Al contemplarte en esa Cruz,
Con tu cuerpo llagado de amores
Y con los clavos de mis pecados traspasado
Quiero compartir tus dolores.
Concédeme subir a la Cruz contigo
Para así borrar del todo mi pasado
Y vivir por siempre sin temores
Evitando la muerte del pecado
Divino Señor de los Señores.
Protégeme, Divino Cristo moreno,
De la envidia y venganza de mis enemigos
Para que nunca el daño de los malhechores
Engendre en mi corazón el odio y veneno
Por el mal que me causen sus errores
Bendito Señor de los Señores
Son tantas las penas en mi vida,
Que me aquejan noche y día,
Son tantos los sufrimientos sin medida
Que sumarlos quiero a tu pasión y dolores
Para cicatrizar con gloria su herida
Divino y Bendito Señor de los Señores
martes, 25 de octubre de 2011
* Oración por un enfermo
Pero, si son otros tus designios, te pido le concedas la gracia de sobrellevar cristianamente su enfermedad.
Que yo sepa dominar mi nerviosismo para no agobiarle;
Que sepa sacrificar una parte de mis ocupaciones para acompañarle, si es su deseo.
Formándome en la abnegación y en la caridad.
* Oración a San Camilo - Patrono de los enfermos
domingo, 11 de septiembre de 2011
Oración a Nuestra Señora de Lourdes
Virgen Santa,
en medio de vuestros días de gloria,
no olvidéis las tristezas de la tierra,
dirigid vuestra mirada bondadosa
hacia todos aquellos que sufren
que luchan con las dificultades
y no dejan de acercar un solo día
sus labios al cáliz de la amargura.
que se amaron y ya están
separados.
Tened compasión
del aislamiento del corazón.
Tened compasión
de la flaqueza de nuestra fe.
Tener compasión de todo
lo que es objeto de nuestra ternura.
Tened compasión
de los que lloran, de los que ruegan,
de los que tiemblan y dadles
a todos la esperanza y la paz.
Amén.
domingo, 21 de agosto de 2011
* Oración para el Trabajo *
San Judas Tadeo, intercesor en todo problema difícil, consígueme un trabajo en que me realice como humano, y que a mi familia no falte lo suficiente en ningún aspecto de la vida.
Que lo conserve a pesar de las circunstancias y personas adversas.
Que en él progrese, mejorando siempre mi calidad y gozando de salud y fuerzas.
Y que día a día trate de ser útil a cuantos me rodean.
Asocio tu intercesión a la Sagrada Familia, de la cual eres pariente y prometo difundir tu Devoción como expresión de mi gratitud a tus favores.
Amén.
jueves, 28 de julio de 2011
* Magnificat *
Magnificat
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
y se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador;
porque ha puesto sus ojos en la humildad de su esclava,
y por eso desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí:
su nombre es Santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hizo proezas con su brazo:
dispersó a los soberbios de corazón,
derribó del trono a los poderosos
y enalteció a los humildes,
a los hambrientos los colmó de bienes
y a los ricos los despidió vacíos.
Auxilió a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham
y su descendencia por siempre.
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Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén
* Magnificat *
Magnificat
Magnificat anima mea Dominum,
et exultavit spiritus meus in Deo salutari meo,
quia respexit humilitatem ancillae suae.
Ecce enim ex hoc beatam me dicent
omnes generationes, quia fecit mihi magna
qui potens est, et sanctum nomen eius,
et misericordia eius
ad progenie in progenies timentibus eum.
Fecit potentiam in brachio suo,
dispersit superbos mente cordis sui,
deposuit potentes de sede,
et exaltavit humiles,
esurientes implevit bonis,
et divites dimisit inanes.
Suscepit Israel puerum suum
recordatus misericordiae suae,
sicut locutus est
ad patres nostros
Abraham et semini eius in saecula.
* La Magnífica *
La Magnífica.
Glorifica mi alma al Señor.
Y mi espíritu se llena de gozo al contemplar la bondad de Dios mi salvador.
Porque ha puesto la mirada en la humilde sierva suya, y ved aquí el motivo porque me tendrán por dichosa todas las generaciones.
Pues hizo en mi favor cosas grandes y maravillosas el que es Todopoderoso y su nombre es infinitamente santo.
Cuya misericordia se extiende de generación en generación a todos cuantos le temen.
Extendió el brazo de su poder, disipó el orgullo de los soberbios, transformando sus designios.
Desposeyó a los poderosos y elevó a los humildes.
A los necesitados llenó de bienes y a los ricos los dejó sin cosa alguna.
Exaltó a Israel su siervo acordándose de él por su gran misericordia y bondad.
Así como lo había prometido a nuestros padres, a Abraham y a toda su descendencia por los siglos de los siglos. Así sea.
lunes, 18 de julio de 2011
San Ignacio de Loyola
Durante la convalecencia forzosa por una herida de guerra, cayeron en manos de Ignacio, caballero de noble linaje, dos libros de sobre la vida de Cristo y las de los santos. Esto transformó radicalmente su vida. Estudió teología y se ordenó sacerdote, y con seis compañeros fundó en París la Compañía de Jesús. De las tres virtudes: pobreza, castidad y obediencia, esta última era, para él, la superior: Aquellos que sirvan a nuestra orden se distinguirán por la deposición de la voluntad y del juicio propios.
No sólo se trataba de cumplir los mandatos de los superiores, sino que cada miembro de la orden debía de hacer suya la voluntad del Señor, y además de la voluntad, debería sacrificar también el juicio, de modo que él piense lo mismo que el superior.
Ignacio poseía una capacidad extraordinaria para llorar, sobre todo mientras oraba, cosa que siempre iba unida a una gran dulzura. Él mismo cuenta: Sentía un placer tan intenso con las cosas divinas, unidas a lágrimas constantes, que me parecía como si mi Dios y mi Señor, cada vez que yo lo nombraba, llenara todo mi interior. Durante la misa yo lloraba tanto que temía perder la vista. Conversando con el Espíritu Santo yo lloraba y lo veía y sentía como claridad y llama.
A causa del abundantísimo correr de sus lágrimas ya no podía rezar el breviario; las lágrimas llegaron a ser incluso tan copiosas, que se recogieron en una vasija.
En recuerdo de este don existe hasta hoy la costumbre de bendecir agua en altares dedicados a su veneración. El agua de San Ignacio hace surtir efectos milagrosos. Por ejemplo, en Brujas, Bélgica, en 1839 cesó el cólera después de haberse aplicado el agua, y también existen muchos informes sobre sus efectos curativos en partos difíciles.
Oraciones
Glorioso Patriarca San Ignacio, humildemente te suplicamos nos obtengas de Dios principalmente el vernos libres del mayor de los males, que es el pecado, y de tantos azotes con que el Señor castiga las culpas de los pueblos.
Que tu ejemplo encienda en nuestro corazón el deseo eficaz de trabajar constantemente en dilatar la mayor gloria de Dios y procurar el bien de nuestros prójimos. Obtennos del amoroso Corazón de Jesús la gracia que corona a todas las demás, esto es, la de la perseverancia final y la eterna bienaventuranza. Así sea.
Glorioso San Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía de Jesús y especial abogado y protector mío, ya que tan elevado estás en el cielo por haber hecho tus obras a mayor honra y gloria de Dios, combatiendo a los enemigos de su Iglesia, defendiendo nuestra fe, dilatándola por medio de tus hijos por todo e mundo, alcánzame de la divina piedad, por los méritos infinitos de Jesucristo y por la intercesión de su gloriosa Madre, entero perdón de mis culpas, auxilio eficaz para amar a Dios y servirle con todo empeño en adelante, firmeza y constancia en el camino de la virtud, y la dicha de morir en su amistad y gracia, para verlo, amarlo, gozarlo y glorificarlo en tu compañía por todos los siglos. Amén.
San Ignacio de Loyola tiene gran imperio contra los demonios, según lo dice la Iglesia en su oficio:
In Deamones Mirum Exercuit Imperium. Por esto es costumbre poner en las puertas de los aposentos, por la parte de adentro, la cédula a San Ignacio. El mismo demonio dijo una vez: No puedo entrar, sólo que quites la cédula puesta en tu puerta.
Yo suelo aconsejarlas en las misiones contra los asaltos e infectación del enemigo y Satanás. (Ven. P. Galatayud, S.J.).
En Roma y en Padua, echado de los cuerpos por virtud de San Ignacio, exclamó el demonio dando bramidos: No me menciones a San Ignacio, que es el mayor enemigo que tengo en el mundo. (P. Rivadeneria, Lib. A.C.V.).
Oración usada por San Ignacio de Loyola.
Alma de Cristo, santifícame.
Cuerpo de Cristo, sálvame.
Agua del costado de Cristo, purifícame.
Sangre de Cristo, embriágame.
Pasión de Cristo, confórtame.
¡Oh, buen Jesús!, óyeme.
Dentro de tus llagas, escóndeme.
No permitas que me aparte de ti.
Del maligno enemigo, defiéndeme.
En la hora de mi muerte, llámame.
Y mándame ir a ti para que con tus santos te alabe.
Por los siglos de los siglos. Amén.
Toma, Señor, recibe toda mi libertad, mi memoria, entendimiento y toda mi voluntad, todo mi deber y poder.
Tú me la diste; a ti, Señor, la torno, todo es tuyo; dispón de todo a tu voluntad. Dame tu amor y gracia, que esto me basta.
El Señor te dé su bendición y te defienda. Te manifieste su rostro y tenga misericordia de ti. Vuelva a ti sus ojos y te dé paz. El Señor omnipotente te bendiga. Así sea.
Señor, de verdad deseo prepararme bien para este momento, deseo profundamente que todo mi ser esté atento y dispuesto para Ti.
Ayúdame a clarificar mis intenciones. Tengo tantos deseos contradictorios…
Me preocupo por cosas que no importan ni son duraderas. Pero sé que si te entrego mi corazón haga o que haga seguiré a mi nuevo corazón.
En todo lo que hoy soy, en todo lo que intente hacer, en mis encuentros, reflexiones, incluso en las frustraciones y fallos y sobre todo en este rato de oración, en todo ello, haz que ponga mi vida en tus manos.
Señor, soy todo tuyo. Haz de mí lo que Tú quieras. Amén.
Detente, enemigo, que el corazón de Jesús está conmigo.
martes, 18 de mayo de 2010
* Juan Pablo II
La totalidad de tu vida se extiende infinitamente más allá de sus fronteras terrenas: prevé el cielo.
* Santa Cruz de Jerusalén *
Esta oración fue encontrada sobre la sepultura de Jesucristo en 1509 y enviada por el Papa al emperador Carlos cuando partió con sus ejércitos a combatir a sus enemigos y este la envió a San Felix en Francia.
El que lea esta oración, la oiga leer o la lleve consigo, no se quemará ni se ahogará, ni podrá ser envenenado con ningún veneno, caer en manos de sus enemigos o ser vencido en las batallas.
Si una mujer se halla encinta y lee, oye leer o lleva consigo esta oración, saldrá pronto de su cuidado, será siempre tierna madre, y colocando la misma oración a la derecha de su criatura, cuando haya nacido, la preservará de 82 accidentes.
El que lleve esta oración consigo nunca sufrirá de epilepsia, y cuando se vea que una persona cae atacada por este mal, bastará colocar esta oración a su derecha para que se levante como si nada hubiera pasado.
El Señor ha dicho que se bendecirá al que escriba esta oración para sí o para otros.
El que se burle de ella o la desprecie recibirá el castigo del cielo. La casa que tenga esta oración se verá exenta de los peligros del rayo y del trueno, y el que la diga diariamente recibirá tres días antes de su muerte el aviso del cielo.
¡Oh, Santa Cruz!, madero hermoso en donde murió mi Señor, para darme eterna luz y librarme del contrario, ante ti me humillo y reverente imploro a mi Señor Jesucristo que por los padecimientos que sobre ti recibió en su santísima Pasión, me conceda los bienes espirituales y corporales que me convengan.
Elevada ante el mundo eres faro luminoso que congregas a tu alrededor a la cristiana grey para entonar cantos de gloria al Cristo Rey, al Dios Hombre, que siendo dueño de todo lo creado, permitió ser crucificado sobre ti para la redención del género humano.
Sobre ti se operó el asombroso misterio de la redención del mundo; desde entonces, libre el cristiano del pecado original, puede llamarse hijo de Dios Eterno y aspirar a la gloria celestial ¡Bendita seas! Por los siglos de los siglos fuiste entre los paganos signo de baldón y afrenta; y hoy eres emblema del cristiano y esperanza para ser perdonado por el sublime sacrificio de mi Señor Jesucristo, a quién esperamos servir y honrar por toda la eternidad. Amén.
Santa Cruz donde mi Jesús expiro para darnos luz, recibe mi reverencia, ¡oh, preciosa y Santa Cruz!
El camino que nos marques en el mundo seguiremos, que a la Cruz siempre abrazados con su signo venceremos. A tus plantas hoy me encuentro, mi Divino Redentor. ¡Ay!, que con santa paciencia cargue en el mundo mi cruz.
La Santa Cruz baje y extienda, y de todo mal y peligro la Santa Cruz nos defienda.
¡Oh, Dios omnipotente!, que sufriste en la cruz la muerte para redimirnos de nuestros pecados.
¡Oh, Santa Cruz de Jesucristo!, sé mi verdadera luz.
¡Oh, Santa Cruz de Jesucristo!, ten piedad de mi.
¡Oh, Santa Cruz de Jesucristo!, sé mi esperanza.
¡Oh, Santa Cruz de Jesucristo!, aleja de mí toda arma cortante.
¡Oh, Santa Cruz de Jesucristo!, derrama en mi alma el bien.
¡Oh, Santa Cruz de Jesucristo!, aleja de mí todo mal.
¡Oh, Santa Cruz de Jesucristo!, hazme entrar en el camino de la salvación.
¡Oh, Santa Cruz de Jesucristo!, aleja de mí todo temor a la muerte.
¡Oh, Santa Cruz de Jesucristo!, presérvame de todos los accidentes temporales y corporales para que pueda adorarte siempre, así como a Jesús Nazareno, a quien imploro para que tenga piedad de mí. Haz que el espíritu maligno visible o invisible huya de mí por todos los siglos de los siglos. Amén.
Haz que el espíritu maligno huya de mí por todos los siglos de los siglos, en honor de la preciosa sangre de Jesucristo y de su penosa muerte; en honor de su resurrección y de su encarnación divina, por medio de la cual puede conducirnos a la vida eterna.
Que así como es cierto que Jesucristo nació en Navidad, que ha sido crucificado el Viernes Santo, que José, y Nicodemo bajaron a Jesucristo de la Cruz, y que subió al cielo, que así se digne liberarme de los ataques de mis enemigos, visibles e invisibles, desde hoy y por los siglos de los siglos. Amén.
Dios Todopoderoso, en tus manos entrego mi alma, Jesús, María, José, Ana y Joaquín.
Jesús mío, por la amargura que sufriste por mí en la Santa Cruz, principalmente cuando tu alma sagrada se separó de tu cuerpo, ten piedad de mi alma cuando se separe de este mundo.
¡Oh, Jesús!, concédeme el valor de soportar mi cruz a imitación tuya. Enséñame a llevar con paciencia todos mis sufrimientos y que mi temor a ellos se convierta en virtud. Que la omnipotencia del Padre se digne cubrirme con la sabiduría del Espíritu Santo. Dígnate recibirme y conducir mi alma a la vida eterna. Amén. Amén.
(Con Licencia Eclesiástica).
LN 04.
Catedral Metropolitana de la Ciudad de México
miércoles, 3 de junio de 2009
Legítima y verdadera Oración al Justo Juez*
La verdadera versión.
Varias veces se han hecho impresiones con el nombre de Oraciones del Justo Juez, y esas oraciones, impresas hasta en verso, no son sino un conjunto de disparates, sin sentido y una falsificación sacrílega de la verdadera oración, por lo cual no es extraño que no produzca sus maravillosos resultados.
La presente impresión, aprobada y reconocida hasta por los patriarcas armenios y de Jerusalén, es una copia exacta sacada de su original que, grabada en una plancha en oro, existe en el Convento de religiosos armenios de Santa María Egipciaca al pie del Monte Líbano, de donde el rey Salomón tomó los cedros para dedicar a Dios el primer Templo en Jerusalén.
Dicha plancha de oro fue encontrada en el Monte Calvario, enterrada junto al peñasco en que se fijó la Cruz de Nuestro Señor Jesucristo, y la descubrió el príncipe Godofredo de Boullón, en la guerra que emprendió contra los mahometanos para rescatar los santos lugares de Jerusalén.
Con esta oración el citado príncipe se hizo invisible en varios encuentros que tuvo con los turcos y lo mismo su cristiano ejército: basta decir que a esta oración se debió el completo triunfo de las armas cristianas que hacían gran mortandad en los infieles sin que ellos vieran ni por dónde eran atacados, por lo que trescientos soldados cristianos vencieron a millón y medio de impíos mahometanos y recobraron los santos lugares, siendo de notar que no pereció ni uno solo de los que rezaban con devoción y fe esta oración.
Esta oración es eficasísima para librarse de enemigos, de persecuciones de justicia, de guerras, prisiones, pestes y de toda clase de peligros de mar y tierra, como naufragios, asaltos en camino y de todo peligro, como lo demuestra la experiencia de más de tres siglos.
Será muy útil después de esta oración rezar el cántico de Magnificat.
Divino y Justo Juez de vivos y muertos, eterno sol de justicia, encarnado en el casto vientre de la Virgen María por la salud del linaje humano.
Justo Juez, creador del cielo y de la tierra y muerto en la cruz por mi amor. Tú, que fuiste envuelto en un sudario y puesto en un sepulcro del que al tercer día resucitaste vencedor de la muerte y del infierno.
Justo y Divino Juez, oye mis súplicas, atiende a mis ruegos, escucha mis peticiones y dales favorable despacho.
Tu voz imperiosa serenaba las tempestades, sanaba a los enfermos y resucitaba a los muertos como Lázaro y al hijo de la viuda de Naim.
Suplícote, Justo Juez, me libres de todos mis enemigos, visibles e invisibles: la Sábana Santa en que fuiste envuelto me cubra, tu sagrada sombra me esconda, el velo que cubrió tus ojos ciegue a los que me persiguen y a los que me deseen mal, ojos tengan y no me alcancen, manos tengan y no me tienten, oídos tengan y no me oigan, lengua tengan y no me acusen y sus labios enmudezcan en los tribunales cuando intenten perjudicarme.
¡Oh, Jesucristo Justo y Divino Juez!, favoréceme en toda clase de angustias y aflicciones, lances y compromisos y haz que al invocarte y aclamar al imperio de tu poderosa y santa voz llamándote en mi auxilio, las prisiones se abran, las cadenas y los lazos se rompan, los grillos y las rejas se quiebren, los cuchillos se doblen y toda arma que sea en mi contra se embote e inutilice.
Divino y Justo Juez, acompáñame en mi viaje, líbrame de todo peligro o accidente, defiéndeme de mis enemigos y socórreme en mis necesidades.
(Con aprobación eclesiástica)
*Imagen del Sr. del Cacao venerada en la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México.